viernes, 29 de agosto de 2008

El perdón de ASIS


S. Francisco era muy conocedor de las limitaciones humanas, de cómo el hombre quiere ser santo pero la vida de cada día, su propia ambición, le impide serlo. Sentía la necesidad de dar una nueva oportunidad a cada hombre para empezar de cero.

En una noche de oración, del año 1216, en la pequeña ermita a las afueras de Asís, llamada la Porciúncula, dedicada a la Virgen María, tuvo una visión: "Vio a Cristo acompañado de María y de una aureola triunfal de ángeles".

Cristo le invitó a que le pidiera la gracia que más útil juzgara para la salvación de los hombres, Francisco respondió así: "Santísimo Señor mío, yo miserable pecador te suplico concedas un perdón generoso de todas las culpas y la remisión completa de toda pena temporal a cuantos, arrepentidos y confesados, vengan a visitar esta iglesuela -.

Contesta Jesús: "Lo QUE PIDES ES COSA GRANDE; PERO DE MAYORES COSAS ERES MERECEDOR, Y TE SERÁN CONCEDIDAS. SE ACOGE TU PLEGARIA. PRESÉNTATE ANTE MI VICARIO EN LA TIERRA Y PÍDELE EN MI NOMBRE ESTA INDULGENCIA" .

Al alba, extasiado y radiante todavía, llamó a fray Maseo y le dijo: "Vamos a Perusa... que el Papa está allí, necesito hablar con él".

Honorio III, admirado y sorprendido, pregunta: ¿Para cuántos años deseas esta indulgencia?

--Padre Santo, no pido años, sino almas - respondió Francisco, declarando cuanto el Señor le había dicho.

- Pero se trata de un privilegio grande, jamás concedido.

.-Santidad - añade el Santo -, no soy yo quien pido esta gracia, sino Jesucristo que me remite a vos...

El Papa, impresionado, concedió la gracia, repitiendo tres veces: "En el nombre de Dios, os concedo para siempre esta indulgencia, que podrá ganarse cada año, en un día, de vísperas a vísperas". Y señalo el día: 2 de agosto, que para siempre quedó como fiesta de Nuestra señora de los Ángeles. . Más tarde los Sumos Pontífices